Qué vuelvan a hablar la tierra!
(la exclamación del signo en el oh de la tierra (!).)
cuanto encerramos por estar solos -vuélvese un pensar preso.
la soledad es una idea de contiendas de mil temores (a través de sus torres, laberintos, celdículas, esbeltas), de moribundez, de amaneza, de figuras que quieren sus cosas extremas, o espúreas en el no consentimiento, o vergonzantes para las paredes en que lo contengo al yo y al ello. El yo que no puede creer en la palabra, o que no cree en ello. ¿Cómo dar la palabra, si no se cree en ello? Como dar algo que no se tiene, como tal, sorbiendo, en su entidad o causal respecto -de lo que intenta- o nombra -o al nombrar a tientas.
El sobrenado en la palabra.
Pienso en la lagartija de la cola que se hace tan fuerte como el dragón. (La de la leyenda lezamiana, de la leyenda brasilera.)
Silbatina de la entreceja
de la cognición
de la cognvisión
certera o calma -parda, parduzca, precisa en su luxar
en su partición
una cognición que se despliega de sus planos, una visión que así desplegada habla.
palabras finitas, altura nubarrona. FRÍO Y VÉRTIGO, allá, tan arriba.
ResponderEliminarpalabra = palabra = palabra
ResponderEliminartierra = tierra = teirra
ojo 0 ojo
boca 0 boca
puerta = puerta
ventana = ventana
pero
aves no se puede explicar
los árboles no te puedo decir
y las montañas son
Sólo porque alguien ha creado el
!
!
!