carta de la anonimia al licenciado de psiqué

Toda lucha es inútil porque se agota siempre el tiempo de las fuerzas en el reguero de sangre de los campos muertos, o de la voz carraspeada de la garganta sin voz. En la no co-relación. En el combate dialéctico no se puede menos que anular algo consustancial al vínculo, la propia vida o la de la captación precisa de la saña de la dominación. La alteridad, oponente.


Se desganita, se desgasta la propia imagen, en la barruntada de una imposición.


Una hipostasiada no cura sino una aniquilación. O el superhábit de todo débito, y sus deudas.


Enconarse en un acto de justicia en la idea de que se puede revertir a un contrario por demostración de lo justo. La extenuación de advertir en el oponente la propia falencia como opositor, o su mayor fuerza como contrario.


Simplemente fuir en o a caballo o a pie y sin sandalias. Lo que sea. Percibiendo más allá las dimensiones de lo abierto, de lo que vive en su luz sin voz (no yo, sin vos, ni ellos).


En cambio lo justo sólo puede comunicarse en tanto entidad espiritual que es propia, propia de su darse, de su manifestarse en alguna voz (sin respuestas). En algunos de los lenguajes en que se comunica esa entidad espiritual que asiste a algún acto primigenio de ese estar.


Pensó en un momento una imagen que consistía en la alteridad como una figura sentada que asentaba lo dicho en la recepción (absorbente). Es decir que allí la imposibilidad se perpetuaba en lo difícil (en la elevación del problema a una proposición), en el intento imaginado al fracaso, a la soledad, no de otros sino de sí mismo, del actuar o del desear, o del paisaje entrevisto. Y el lenguaje no se trata de eso. El habla es el exponerse de la sustancia espiritual que es allí en el brotar de un texto. El portavoz y el que nombra no es quien dice sino el lenguaje que ya habla (se habla).


Esta figura acumulaba las miserias de todos los locutores en una super bolsa de ego, que inflaba una propia superioridad, la de quien piensa que no está tan lleno de miserias comparables con las escuchadas. Y que en cambio se va reconfortado con la bolsa llena.


¿No sería acaso necesario que quien escucha sea en cambio el más pobre de los seres, el que sólo conoce la entidad espiritual que se comunica en la voz, y que en cambio, no posee ninguna respuesta, ningún nombre que pueda asignar, y mucho menos que señale a las cosas?


Ese analizante, desdoblado en la figura y en el locutor –que es quien consiente la figura-, operaba como un financiador del dolor a sueldo. Como una laxitud de la desdicha que acumulaba el diálogo sin conversación (del versar, del ver; y en el con, del entre) –pero allí el analizante enfrente bajo la idea de que es necesario analizarse y poder pensar sobre lo que nos pasa y sobre quién se es- recuperaba su propia satisfacción de sentirse un eco gestualizador de nadas, de cuentos metafísicos, de automitos, de solipsismos en cuanto a la acción. Las entidades metafísicas que lo valuaban en el concurso de dicha bolsa- el tiempo del psicoanálisis del ser significaban una promisoria continuidad de la miseria en los lazos de la causalidad no metafórica de una historia personificada en un sujeto padecedor (alienante y alienado de nuevos pathos, esos que se construyen sin referencia, sin identitaria mismidad). ¿Pero que clase de razón podría concebir que en un relato descriptivo y naturalista continuado en la fragmentariedad de las horas sin salida pudieran estar las claves para explicar un sentimiento, una congoja o un temor, sus contradicciones, sus decisiones, sus culpajes? Allí imperaba la cacería de los elementos simbólicos y discursivos que flotaban en la emisión, para codificarlos en la función estructurante de la conducta, la personalidad y el disciplinarismo.

4 comentarios:

  1. Anónimo9.9.11

    Quien analiza, ¿desde dónde analiza?
    Y sintetizar, ¿es algo más que un gesto estético?

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  2. es un gesto racional del vago y analgésico y aséptico conocimiento, y no poeietico estético, como el símbolo.
    quien analiza se manya solo la pizza. sin más, es el hambre, puede devorar o alimentar el día.

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  3. el corredor misteriosa28.2.12

    / Así hablaba con el viento / como él dijo /

    :

    se viste con su propia imagen
    a caballo de pies sin zapatos
    a vivir en su
    la luz '


    "El que no tiene sonido en sí, la vista
    imagen-tiempo, un imposible-para mantener

    "El que tiene el lenguaje (y habla).


    Lo veo yo! Y de nuevo en marzo!
    Lluvia! y los árboles!
    dragones!

    aves!

    Hermosos pensamientos darse por vencido, y como la nieve
    y las sombras, que son
    la cara!

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